lunes, 24 de diciembre de 2007








ARQUEOLOGIA SOCIAL LATINOAMERICANA



Receta Arqueológica


Para entender la Arqueología Social Latinoamericana, podemos hacer una analogía de los elementos básicos de esta posición teórica y una receta culinaria, dejando claro eso sí, que esto no corresponde a una simplificación de lo que significa dicha posición teórica, ni menos una burla a ella, sólo es realizado para un mejor entendimiento teórico.






Receta para entender la Arqueología Social Latinoamericana

Ingredientes


- A lo menos 6 fundadores de distintos países: Luis Lumbreras (Perú), Luis Bate (Chile), José Luis Lorenzo (México), Eduardo Matos (Perú), Julio Montané (México) y Mario Sanoja (Venezuela).
- ¾ del libro “El Capital” de Marx
- ¼ del libro “La arqueología como Ciencia Social” de Childe (1946).
- A lo menos un investigador de distintas disciplinas que estén relacionadas con la arqueología (ojo que dichos investigadores pueden ser hombres y/o mujeres, según lo que usted guste). Así necesitamos, un químico, un climatólogo, un biólogo, un paleontólogo, un geólogo, etc. la cantidad que usted estime necesaria.
- Un kilo de necesidad de un medio de publicación.
- ¾ de movimientos sociales antiimperialistas.
- 2 cucharadas de críticas a la Nueva Arqueología, rechazo de su visión neopositivista y neoevolucionista.
- 6 tazas de valores de las ciencias sociales de la época: mayor valoración de las sociedades indígenas, búsqueda de identidad latinoamericana y rechazo de la dominación extranjera.
- 2 tazas de contexto social latinoamericano: movimientos indigenistas y obreros.
- 4 tazas de contexto social post segunda guerra mundial: ampliación del socialismos a Asia y Europa; debilitamiento de los países europeos; Establecimiento de empresas trasnacionales, dominio político económico de Estados Unidos sobre la región latinoamericana.

Condimentos
- Cuatro cucharadas de interés por desarrollar una arqueología propia a los problemas de América Latina
- Diálogo a gusto
- Discusión a gusto
- Historia a gusto
- ½ taza de descontento social
- Reflexión teórica.
- 6 cucharadas de necesidad de cambio.




Peparación de la Arqueología Social Latinoamericana



Consideraciones previas



Cada libro antes de ser añadido a la receta necesita de una preparación propia, las cuales se explicarán a continuación, pues los libros no se pueden incorporar crudos. Intente seguir las instrucciones al pie de la letra, ya que una mala preparación de éstos puede llevar a un mal resultado de la receta, ya que de los libros debemos extraer ciertos conceptos precisos que serán fundamentales para el resultado final. De esta manera, la preparación de los libros nos otorgará la base de nuestra construcción a modo de pastel.
Tome en sus manos el libro que desee preparar y proceda a remojar sus páginas el tiempo que le sea necesario para leer y comprender lo que allí dice. Una vez que usted vea que el libro esté bien remojado, proceda a molerlo lentamente hasta que quede reducido a una pasta homogénea. Hasta este punto todos los libros se preparan de igual forma. Para nuestro objetivo, del libro “El Capital” de Marx deberá extraer como resultado de la pasta homogénea, la concepción de que las categorías que usamos para dar cuenta de la realidad social, como parten del presente éstas deben ser deconstruidas o historiadas para poder aplicarlas al pasado. Debemos entender que el trabajo corresponde al resultado de las relaciones sociales, por lo cual en las distintas épocas existen formas particulares de trabajo que varían en el tiempo, y que a la vez, determinan un conjunto de significados y la posición social de quienes lo hicieron. El trabajo debemos entenderlo históricamente “teniendo en cuenta las relaciones concretas de alteridad que en realidad dotan de existencia histórica al objeto de conocimiento al que aludimos con nuestras categorías, y que existe independientemente de nosotros” (Clavo 2005:19), por lo que el trabajo se considera una actividad social y perpetua de los seres humanos. Para entender la historia debemos ver la relación de mediación que hace que la forma de trabajo contenga esencia, caracterizada por el uso particular que se hace de los resultados del trabajo. Todo lo anterior podemos entenderlo como la base de lo que comúnmente se conoce como “materialismo histórico”.
Pasando a otros resultados, del procesamiento de “La arqueología como ciencia social” de Childe del año 1946, podrá extraer como resultado la concepción de que el quehacer arqueológico deberá poseer un sentido histórico, entendiendo que la existencia de un conocimiento del pasado se hace posible a través del materialismo histórico. En el caso de que usted, a partir del anterior, no logre separar la antropología colonialista de la arqueología, deberá realizar nuevamente el procedimiento completo.
Paralelamente, eche a cocer los distintos autores en ollas separadas, a fuego lento a través del tiempo para que pasen por diferentes corrientes arqueológicas. Cuando cambien de color, añadir, en el orden que usted lo desee y hágalo de manera lenta para que se incorporen a los fundadores de manera consistente y no se corten las ideas de dichos libros. Los conceptos obtenidos de la preparación de los libros de Marx y Childe, tales como entender el conocimiento arqueológico a través del materialismo histórico, entendiendo que el registro cultural corresponde al producto de un trabajo realizado, el cual está marcado por las relaciones sociales detrás de su construcción. Este proceso debe hacerlo por separado, pero no necesariamente al mismo tiempo, incluso puede dejar reposando a cada autor mientras prepara el siguiente, lo importante es que una vez que tenga todos los fundadores incorporados con los libros, viértalos a todos en una cacerola y póngalos a fuego lento.
En otro recipiente, mezcle las cuatro tazas de contexto social en el orden que desee, eso sí recuerde que debe incorporar todos estos ingredientes, es decir, la ampliación del socialismo a Asia y Europa, el debilitamiento de los países europeos; el establecimiento de empresas trasnacionales y dominio político económico de Estados Unidos sobre la región latinoamericana, revuelva por unos minutos, hasta obtener una composición líquida homogénea que se caracterizará por un dominio de teorías sociales de tipo neo, como el neoevolucionismo, dado por Estados Unidos para justificar el subdesarrollo de los países latinoamericanos. Así mismo, añada los movimientos indigenistas y obreros junto con las 6 tazas de valores de las ciencias sociales de la época, como la mayor valoración de las sociedades indígenas, la búsqueda de identidad latinoamericana y rechazo de la dominación extranjera. Esto, mezclado con las críticas al neopositivismo y al neoevolucionismo de la nueva arqueología, por no preocuparse de las relaciones sociales detrás del material cultural y por presentar un alto grado de desvalorización de las sociedades indígenas; agréguelo a la preparación de los autores, dejándola a fuego lento y revolviendo de vez en cuando.
Cada cierto tiempo vaya condimentando esta preparación con la historia de la investigación y el descontento social, y se dará cuenta de que la mezcla adquiere otro color donde casi todas las prácticas de las ciencias sociales a lo largo de la historia latinoamericana han estado ligadas a formas de dominio imperialista.
Siga cocinando a fuego lento, mientras a los ¾ de movimientos sociales antiimperialistas agréguele 5 cucharadas de reflexión teórica, y espere que la preparación hierva. Deje hervir esto durante un tiempo para que la preparación se vaya fortaleciendo, y una vez que usted vea que entre los científicos e intelectuales latinoamericanos surge la necesidad de examinar el papel de las ciencias en el devenir histórico y en los procesos sociales de América Latina, sobre todo cuando la preparación tenga un olor a movimiento americanista, es porque la cocción de todo lo anterior ha sido exitosa, uestes puede proceder a retirar del fuego la cacerola.
Luego, procese las ideas propias de cocción y aquellas que se pueden rescatar de los libros, para aplicarlas a la arqueología. Dejar reposar para luego, juntar a todos los autores en un pote. Esta parte debe llevar las ideas de arqueología
Posteriormente, en un recipiente lo suficientemente grande, vacíe los fundadores ya preparados, y a esto agréguele los otros investigadores pertenecientes a otras disciplinas, añada un puñado de discusión crítica y una cucharada de diálogo, y luego proceda a mezclarlos durante tres días. Una vez hecho esto, obtendremos una consistencia espesa donde todos los ingredientes estén incorporados, formándose un batido interdisciplinario en el cual las otras disciplinas añadidas forman parte de la práctica arqueológica con el fin de lograr un mejor rendimiento de ésta. Debe cuidar de que su mezcla no le quede heterogénea, sino como una sola unidad, ya que si no resulta una mezcla homogénea significará que está realizando mal la unión disciplinaria y probablemente le resulte una mezcla multi y no interdisciplinaria, que es lo que esperamos obtener para lograr una buena arqueología, a partir de la cual se aumenta la comprensión de los problemas arqueológicos y se generan la líneas de investigación y aplicación de éstas.
A la mezcla resultante, agréguele la necesidad de un medio de publicación y revuelva, así el resultado será la obtención de un Comité Directivo que recibirá y editará los trabajos realizados por los distintos autores. La forma de la mezcla en esta etapa de la preparación debe resultar a modo de revista, la cual se denominaría “Arqueología Social”. A esto agréguele un poco historia y obtendrá la historia del desarrollo de la arqueología en América Latina; así mismo agréguele necesidad de cambio y más reflexión a la arqueología, para que esta adquiera un color más social, para entender que esta disciplina debe poseer fines concretos de utilidad social, así mismo de un para qué y un para quién, y obtendrá prácticas arqueológicas renovadas y una reformulación teórica metodológica.
Finalmente, a lo anterior agréguele una pizca de redacción, mezcle bien, y luego de un rato obtendrá un texto llamado “Hacia una arqueología Social”.
Una vez enfriado esta preparación, tenemos el relleno de nuestro pastel, es decir, el contenido unificado e incorporado, la cual denominaremos como reunión de Teotihuacan 1975.

¿Resultados?
Como resultados obtenemos una propuesta para realizar
una labor arqueológica, la cual está marcada por
un contexto social determinado,
lo que hace que su origen surja como respuesta a un descontento social y disciplinario, con lo cual se conforma ciertas teorías y bases metodológicas entendiendo a los grupos humanos del pasado como sociedad y no como cultura. Esta línea teórica se caracteriza por poseer una visión crítica tanto de la disciplina arqueológica como de la generación del conocimiento, utilizando principalmente el marxismo como teoría guía, donde el registro cultural es entendido como aquellos elementos correspondientes al producto del trabajo, a partir del cual podremos determinar las relaciones sociales y la energía utilizada por aquellas sociedades pasadas. Tomando en cuenta que los principales postulados surgieron de la Reunión de Teotihuacan, a través de la discusión para sentar las bases teóricas-metodológicas de las visiones críticas y novedosas de los diferentes participantes, con el fin de generar un cambio, y quizás, una nueva manera de hacer arqueología..

Advertencia Final

Los resultados a los que se llega con esta receta no pretenden ser los finales, sino, que la idea es que usted, luego de haberla llevado a cabo y haber degustado el resultado de ésta, pueda formular una visión crítica de los ingredientes como de su preparación, con la idea justamente de que esta receta pueda mejorarse con el aporte de las personas que están interesadas en profundizar sus prácticas arqueológicas a través de la arqueología Social Latinoamericana, partiendo de la base de que usted es libre de optar por esta manera de generar conocimiento arqueológico, e incluso, si usted lo desea puede considerar sólo algunos ingredientes y preparaciones de ésta.
Discutiendo las implicancias...




  • ....Bueno, y eso sería lo correspondiente a la Arqueología Social Latinoamérica.

  • ¡no!..., perdón, llegue tarde, ¿¿quieren repetir de nuevo??

  • ¿no crees que es como mucho?, ya hablamos toda la mañana del tema, además estamos a una hora de la prueba y se supone que íbamos a descansar antes de entrar a darla.

  • pero que te cuesta…. un resumen sumamente resumido, es que no alcancé a estudiar esa materia.
  • para variar,...bueno ya… pero dime que quieres saber puntualmente.
  • ¿todo?
  • No puedes pedir que se te hable de todo a una hora de dar la prueba- comenté ya cansada.
  • Bueno, entonces dime…. ¿Qué implicó para Latinoamérica la Arqueología Social Latinoamericana?
  • mmm…. Bueno para empezar, corresponde a la única corriente teórica salida desde Latinoamérica.

  • pero, y eso ¿que tiene de importante?
  • ¡Como que qué tiene de importante!... o sea, al salir de América, significa que surge de la propia realidad Latinoamérica, de los procesos que vive el continente, esto implica que posee la capacidad de comprender el devenir que sufren las sociedades insertas en estas realidades, pudiendo comprender también las sociedades pasadas a través de lógicas similares. Surge a partir de los procesos propios que está viviendo Latinoamérica, principalmente los relacionados con los movimientos sociales de los obreros y los indígenas.
  • O sea, eso implica que como posee determinada manera de comprender el mundo, propia de la historia que han vivido estas sociedades ¿les resulta más fácil poder comprender las realidades de sociedades que han sufrido historias similares?
  • mmm… si, al menos así lo comprendemos. Y es de esta manera que intenta hacer un cambio en la forma de hacer arqueología, que es completamente diferente a la arqueología desarrollada en otros lugares, ya que por ejemplo, ponen en discusión el tema del contenido político de la arqueología, donde ésta puede actuar como un arma de opresión, o de liberación

  • en cuanto a eso creo que es de suma importancia que todo cientista social de a conocer su contexto político y social, siendo a la vez crítico de acuerdo de éste, para evitar construir, por medio del conocimiento, una opresión en los desarrollos de muchos grupos en Latinoamérica.
  • Y en cuanto a eso, creo que es importante notar, que este cuestionamiento sólo podría haber surgido en América, ya que, el hecho de que existan varios grupos indígenas en el continente viviendo un constante proceso de dominación y lucha por su libertad, generó a mi parecer que ciertos científicos sociales se cuestionarán el rol de sus disciplinas en esta constante dominación, y tratarán de establecer un papel más participativo en los procesos sociales, como agentes activos que son.




  • Y ¿dentro de esta nueva manera de concebir la práctica arqueológica, también toman en consideración el contexto social en el cual esta inmerso el investigador? Porque me imagino que deben percatarse que los contextos sociales, al igual como lo hace la política, la cual puede incluirse dentro del contexto social, marcan la manera en cómo se hace arqueología y qué es lo que la sociedad espera de ella.

  • En cuanto a eso, no sólo pone en discusión el tema de cómo influye el contexto social en las interpretaciones, sino que también cuestiona el rol que se le ha dado por mucho tiempo a la arqueología y al arqueólogo. Este punto, se ha transformado en una de las implicancias mayores en la arqueología desarrollada en Latinoamérica, ya que incluye el tema de una arqueología crítica, cuestionando el rol del arqueólogo en la sociedad y de nuestra disciplina. Es así, como intenta provocar un aumento de conciencia social al momento de generar nuestro conocimiento, lo que implicaría ser más críticos con lo que hemos realizado como arqueólogos y de cómo hemos construido nuestra prehistoria.

  • Entonces, de cierta manera estarían cuestionando el rol colonialista que han tenido los arqueólogos como cientistas sociales durante mucho tiempo, por lo cual la arqueología debiera dejar de ser burguesa y debiera de atenerse a los problemas propios de nuestras sociedades, tomando en consideración lo que espera la sociedad de nuestra disciplina.

  • sí…, y jugar un papel mucho más importante en la construcción identitaria de los pueblos.

  • Este último punto, sería particular a lo que sucede en Latinoamérica, y es por eso entonces que decías que era tan importante dentro de la práctica arqueológica de nuestro continente, pues tenemos un desarrollo histórico distinto, donde la arqueología, como muchas otras disciplinas sociales, no pueden quedarse fuera y observar al sujeto histórico como algo inanimado, porque en el fondo, teniendo esta visión, lo estaríamos oprimiendo.
  • ¡Viste!... algo ya logras entender de la arqueología social latinoamericana.
  • Claro, en el fondo tiene dos líneas importantes, su aspecto teórico en los modelos de explicación y por otro serían sus planteamientos relacionados con la práctica arqueológica, en cuanto a su rol social.
  • Exacto, y es este segundo punto el que cobra mayor importancia en Latinoamérica, ya que posee un desarrollo particular al resto de los continentes. Si bien, como corriente teórica no se aplicó en otros lugares, aunque algunos de sus planteamientos llegarían más tarde con otras corrientes; o estarían relacionadas con la arqueología con tintes marxista desarrollada en Rusia, de la cual algo agarra Childe en su último período.
  • Pero en cuanto al modelo teórico, la arqueología social latinoamericana impone una nueva forma de ver el registro y la práctica arqueológica, pues se enfoca en otros aspectos de la sociedad, ahora se interesa en otro tipo de evidencias que hacen cuestionarse mucho más el rol del arqueólogo, ya que se preocupa de descubrir e interpretar las relaciones sociales de producción, a partir de las cuales se evidencia la subordinación de ciertos pueblos. Desde este punto es que puede surgir el cuestionamiento acerca de cómo ha influido el arqueólogo en la subordinación de ciertos grupos.
  • Si, y ese ha sido uno de los aspectos fundamentales dentro del desarrollo de la arqueología Social Latinoamericana, y desde donde se puede enganchar el tema del rol de la arqueología, tema que considero bastante importante, donde no sólo debiera de cuestionarse el rol de la arqueología, sino además, el de cualquier ciencia social, ya que éstas trabajan en base a los procesos sociales que involucran a individuos concretos.
  • En cuanto a eso, ¿qué otro aspecto preponderante posee en cuanto al rol que debiera tomar la arqueología?
  • mmm…. Instala la idea de una arqueología preocupada por la difusión del conocimiento y la protección del patrimonio. Incentivan lo que es educar y difundir todo conocimiento en cualquier ciencia social para poder hacer las transformaciones correspondientes.

  • pero… ¿el tema de la difusión y educación aún no lo han desarrollado? Pues he leído algunos de los textos que han escrito Bate y Matos, y a mi, que estudio arqueología y debiera conocer algo más del tema, se me ha hecho bien complicado seguir muchas de sus proposiciones teóricas, lo que denotaría que si bien señalan que la arqueología debe dedicarse a educar y difundir, no lo practican, pues hasta el momento no conozco algún texto de estos autores u otros de la misma corriente que utilicen un lenguaje que pueda ser leído por todos, encuentro que no hacen entendibles sus ideas.
  • mmm…. En ese punto igual te encuentro razón. Da la impresión que se dedican a teorizar, y se han enfocado a formular un muy buen cuerpo teórico, dejando de lado otras cosas.

  • a eso también te refieres con que ¿aún les queda mucho por trabajar en la metodología?
  • mmm… si, muchas veces utilizan prestados métodos, por ejemplo de la Nueva Arqueología, utilizándolos de una manera poco clara, donde no señalan por qué les interesa ver eso. Se supone que si poseen una distinta manera de ver el mundo, en este caso en comparación con la Nueva Arqueología, debieran existir distintas metodologías que permitan acceder a los datos y responder sus preguntas, y si son las mismas, creo, debieran de tener otra vuelta, para alcanzar los aspectos que le interesan rescatar de acuerdo a su manera de ver la realidad.

  • mmm…. Si, pero a pesar de eso no podemos desmerecer el aporte que hizo esta corriente teórica a la práctica arqueológica Latinoamericana.

  • en ningún momento he dicho eso, creo que se constituye como una manera de concebir la realidad de acuerdo al contexto social en el cual se generó, que responde a las necesidades propias de Latinoamérica, como por ejemplo el dejar de hacer una arqueología burguesa y de ampliar las fronteras del conocimiento a toda la sociedad, tomando en cuenta el rol social que tiene el arqueólogo en la construcción de identidades.
  • ya, dejémoslo hasta aquí y muchas gracias, me aclaraste las ideas.

  • de nada, vamos a la sala, ya es hora de dar la prueba.
¿Qué potencialidades aporta la Arqueología Social Latinoamericana

a la Práctica Arqueológica?

Como ya se puede ver, a partir de lo que hemos expuesto anteriormente, la Arqueología Social Latinoamericana se constituyó como una posición teórica cuyo fin era el revolucionar la práctica arqueológica, incluyendo una nueva manera de pensar la arqueología y de ver nuestra labor. De esta manera, ha sido la única corriente teórica arqueológica nacida desde nuestros teóricos, lo cual significó que poseyeran una visión particular de la sociedad acorde a los procesos sociales, políticos y económicos de Latinoamérica, situación que conllevó a una mayor comprensión de los devenires propios de nuestro continente. Así, como cualquier corriente teórica, posee tanto potencialidades como críticas, y es por esta razón que hemos considerado necesario hacer una breve revisión con respecto a las ideas que se han planteado en estos dos ámbitos y lo que como estudiantes hemos podido notar.







Una de las características principales en el surgimiento de la arqueología social latinoamericana fue su postura crítica con respecto a la práctica arqueológica, que más ampliamente abarca a un cuestionamiento de los modos de producción y distribución del conocimiento. De esta manera, este cuestionamiento debe llevar a un conocimiento histórico crítico de las sociedades (Rolland 2005). Este punto, nos parece importante dentro del desarrollo de esta arqueología, ya que le entrega un contenido más social al quehacer arqueológico, e inclusive a las preguntas que como arqueólogos nos formulemos de las sociedades que estudiemos. Es a partir de esta idea más critica del papel del arqueólogo y del conocimiento que nos entrega la arqueología, que podemos hacer crecer nuestra disciplina y poder construir un conocimiento lo más objetivo que se pueda, es así como creemos que la crítica, o más bien dicho la autocrítica se convierte en la herramienta más útil con la que puede contar cualquier desarrollo teórico, pues, de esta forma, el arqueólogo se hace consciente de cualquier influencia que pueda estar afectando sus interpretaciones. Así siguiendo a Tantaleán (2004), consideramos que la arqueología Social Latinoamericana debiera presentarse de manera autocrítica en busca de lugares de pensamiento y práctica empleados a la materialidad social. Por otra parte, Benavides (2001) señala que la arqueología como disciplina, actualmente no tiene un único rol, por lo que la investigación de nuestra sociedad no se constituiría como algo fundamental, si no que además de éste, la arqueología tiene la facultad de empobrecer masas e incluso a la sociedad completa, y es por esta razón la necesidad de una postura crítica.




Siguiendo esta línea de una arqueología más crítica y del rol social del arqueólogo, la arqueología social latinoamericana comenzó a desarrollar la idea de proteger el patrimonio perteneciente a cada grupo. De esta manera, señala que debe destinarse gran cantidad de recursos a restaurar y proteger las manifestaciones culturales. En este sentido, toma importancia el tema del patrimonio de las identidades indígenas, su protección y preservación (Lorenzo et al. 1979). De acuerdo a esto, creemos que este punto actualmente forma parte de la base de la arqueología en Chile, donde existen leyes que protegen nuestro patrimonio, así, consideramos que esta idea es fundamental, ya que es clave dentro de la construcción de identidad, pues no solo se protege el patrimonio de cada grupo, si no que también se enseña y difunde, situación que nos parece dejada de lado hoy en día, pues no se saca nada estableciendo leyes de protección de patrimonio, si no se difunde y enseña, particularmente a las comunidades dueñas de dicho patrimonio. Esta idea de protección del patrimonio, hoy en día, en Chile, se puede observar por medio de los estudios de impacto ambiental que buscan proteger todo tipo de patrimonio, tanto cultural como natural, el problema de este tipo de instancias es que por lo menos en nuestro país no se da la instancia de poder entregar este conocimiento, por lo que muchas veces pasa que nadie sepa o pueda contar con esta información para futuras investigaciones.
Uno de los problemas que puede surgir con esta idea de proteger nuestro patrimonio y que como arqueólogos/as tenemos un papel fundamental, es el hecho que debido al funcionamiento económico del mundo, inserto en el sistema capitalista, se explotan estos patrimonios con fines turísticos, los cuales en algunos casos puede actuar como colonialista ante las poblaciones locales, y creemos que en este punto entra en juego nuestra posición como arqueólogos/as, donde debemos decidir qué decir de estas poblaciones indígenas, qué información entregar tanto al público como a dichas poblaciones.




De acuerdo a lo anterior, la arqueología Social Latinoamericana da énfasis en este rol social del arqueólogo, señalando que es fundamental el difundir nuestro conocimiento a toda la comunidad (Lorenzo et al 1979). A nuestro parecer, y siguiendo a Tantaleán (2004), uno de los puntos claves de nuestra disciplina es la difusión de nuestro conocimiento, pues como cientistas sociales no podemos hablar de las sociedades sin tener un abierto diálogo con ellas, creemos que como arqueólogo/a es nuestro deber ampliar el círculo en el cual está hoy en día el conocimiento arqueológico, para hacer crecer nuestra disciplina.




Así, otro punto fundamental de las potencialidades de la Arqueología Social Latinoamericana radica en concebir de que como arqueólogos pertenecemos a una realidad social de la cual no podemos separarnos, es más, plantean explícitamente la necesidad y el deber ético de realizar constantes revisiones a las teorías y metodologías que estamos utilizando, evaluándolas con el propósito de tomar consciencia de qué tipo de conocimiento estamos generando y cuál es su utilidad para la sociedad. Esto es planteado debido a que como cientistas sociales debemos plantearnos con qué propósito generamos conocimiento del pasado, y al mismo tiempo, para quiénes lo generamos, pues resulta que cada vez más el conocimiento arqueológico es ocupado por la sociedad de consumo, llegando sólo a una esferas sociales, o, debido a la valoración de dentro de la sociedad vamos encerrando este conocimiento en las cuatro paredes de las instituciones donde se generan dichos conocimientos, es decir, pasa a ser útil sólo para nosotros mismos en tanto arqueólogos (Lorenzo et. al 1979).




Es por esto, que el conocimiento se genera a partir de la revisión de los procesos en los cuales lo generamos, tanto de los métodos y las teorías que producen el conocimiento, los objetivos y propósitos que dirigen nuestra labor científica, para quién y cómo se está utilizando este conocimiento, y al mismo tiempo, resulta igualmente fundamental revisar constantemente la historia de nuestra disciplina y la coyuntura social de ésta, porque sólo a partir de nuestra historia podemos autoevaluar nuestro trabajo a través del tiempo, y a la vez, tener la posibilidad de visualizar los cambio dentro de la práctica arqueológica a partir de los aciertos y desaciertos de nuestra labor a lo largo de los años, para transformar y construir la disciplina.




Por otra parte, creemos que otra de las potencialidades de la Arqueología Social Latinoamericana, corresponde al hecho de le de énfasis en concebir teóricamente la posibilidad de interpretar a través de la observación del registro material aspectos de la vida social de las sociedades prehistóricas, ya que por mucho tiempo esto no se ha considerado posible de observar, por lo cual plantean que la arqueología debe ver las expresiones sociales (Lorenzo et. al 1979). Por otro lado, también se ha considerado que las acciones del ser humano dependerían de factores ambientales que determinarían los cambios en las sociedades y el desarrollo de ciertas tecnologías, producto de una adaptación externa al medio ambiente. De esta forma, estas líneas teóricas abren la posibilidad de acceder a la vida social entendiendo que los cambios sociales también se pudieron deber a decisiones internas de las sociedades pretéritas.




Esto es muy importante, pues debemos buscar y desarrollar teorías que nos permitan acceder cada vez más a las esferas sociales y a las decisiones culturales que afectan tanto la vida social como también la ideológica o simbólica, ya que hoy en día podemos tener una gran cantidad de publicaciones que nos describan los materiales y nos presenten múltiples análisis científicos, como los de paleoambientes, los cuales son realmente útiles para obtener un conocimiento mayor del pasado, pero no nos sirve de nada juntar y juntar estos estudios si no realizamos una interpretación más allá de lo material y lo ambiental, es decir, lo social.




Otra de las propuestas de la Arqueología Social Latinoamericana, consideran que en el futuro pueden existir mejores métodos y técnicas que nos puedan permitir rescatar toda la información existente o deseable, reconociendo que quizás los métodos que se conozcan hasta el momento no den cuenta de todos lo fenómenos que nosotros como arqueólogos/as andemos buscando, por lo que dan cuenta de la importancia de no excavar completamente los sitios, ya que destruyen la información que posteriormente podría haberse recuperado utilizando técnicas más avanzadas. De esta manera, encontramos trascendental que se considere que cualquier excavación implica la destrucción del sitio (Lorenzo et al 1979) y es por esta razón la importancia de utilizar las mejores técnicas y métodos al alcance del arqueólogo/a, pues las asociaciones entre artefactos, entre los estratos, o entre artefactos y estratos no volverá a ser la misma una vez excavado el sitio. Esta idea puede hacer avanzar a la investigación, pues al no excavar todo un sitio, se deja espacio para futuras investigaciones que pueden formular otras preguntas, completando más aún la información sobre el pasado, porque por más que uno quiera descubrir todo los aspectos de un sitio, nos encontraremos centrados en responder nuestras preguntas, las que nos limitan lo que buscamos, por lo que muchas veces no consideraremos elementos que quizás otros arqueólogos/as puedan considerar de acuerdo a su manera de entender la realidad.




Cabe mencionar, que a partir de la reunión de Teotihuacan, se definió que la práctica arqueológica históricamente ha necesitado de otras disciplinas y ciencias que han colaborado en la generación de conocimiento del pasado, considerando que la arqueología es interdisciplinaria y no multidisciplinaria. El problema radica en cómo entender esta relación, puesto a que generalmente se consideran dichas ciencias como “auxiliares”, es decir, donde la práctica arqueológica se abastece de otras ciencias, entendiéndolo de manera multidisciplinaria (Lorenzo et. al 1979). Frente a esto, importante definición ha sido el considerar que las ciencias distintas a la arqueología son fundamentales como parte especializada de la práctica arqueológica, y por lo cual deben estar integradas a ella de manera interdisciplinaria para obtener un mejor rendimiento y comprensión del conocimiento arqueológico.




Otro punto fundamental corresponde al hecho de que la labor arqueológica debe ser una obligación ética del Estado, en tanto que el registro cultural es parte importante del patrimonio nacional, sin embargo, se ve la necesidad del establecimiento de organismos que se hagan responsables de la actividad arqueológica, los cuales sean autónomos y constituidos por los mismos arqueólogos, que velen por el mantenimiento y protección de dicho patrimonio, y que a la vez, por medio de una fuerza jurídica, tengan la facultad de evaluar las obras de impacto arqueológico y a la vez decidir sobre su influencia negativa sobre el material cultural (Lorenzo et. al 1979). En este sentido, en nuestra realidad, la arqueología chilena ha logrado tener avances en este aspecto, pero aún no tenemos el suficiente poder para detener una obra, por ejemplo, con lo cual igualmente se destruye una información valiosa para el entendimiento del pasado y nuestro objeto de estudio.




Para la Arqueología Social Latinoamericana, existe un fuerte colonialismo en el quehacer arqueológico y en la manera en cómo se comprenden las sociedades del pasado y las actuales, pero dentro de esta visión, les es importante ver que dentro de la misma arqueología existe un colonialismo expresado en las publicaciones de los trabajos, específicamente en el idioma en el que se escriben.




Desde hace ya varias décadas, el idioma mundial ha sido el inglés, el que se ha ocupado en la gran mayoría de las revistas científicas que se publican hoy en día. De esta manera, el conocimiento queda al alcance de sólo unos pocos, sobre todo si tomamos en consideración esta idea en Latinoamérica, donde el idioma preponderante es el español. Esta situación conlleva a un colonialismo puntualmente de Norteamérica sobre la disciplina arqueológica latinoamericana, ejerciendo un fuerte poder y dominación, subyugando nuestra disciplina a las de las grandes potencias. Es así, como Lorenzo y sus colaboradores (2004) proponen la existencia de una legislación que obligue a publicar en el idioma propio del país donde se realizó el estudio, así no sólo evitaríamos este colonialismo existente en la gran mayoría de las disciplinas, sino que también haríamos más accesible el conocimiento a más gente de lo que hubiese sido si se hubiera publicado en otro idioma.










Criticas.....

Una de las críticas que podemos hacer a la práctica arqueológica a partir del marxismo corresponde a que los postulados de Marx pueden ser leídos de distintas maneras dependiendo del contexto social del autor que lo lea y de los intereses y expectativas que los arqueólogos tengan (Lorenzo et. al 1979). Este punto es importante, ya que el hecho de que a partir de una misma teoría existan una o más interpretaciones de ésta, genera que muchas veces no se “hable el mismo idioma” pudiendo provocar sutiles diferencias de posturas entre los investigadores, lo cual puede llevar a una segregación y gasto de tiempo en discusiones que probablemente no sean útiles para la construcción del conocimiento, ya que como existen diferentes intereses personales detrás de éstos, muchas veces las discusiones se transforman en contraposiciones a modo “personal” que no se ajustan a la práctica arqueológica. De esta misma manera, pensamos que si ya es una tarea definir y explicitar constantemente bajo qué supuestos estamos trabajando, más aún lo será definir bajo qué interpretaciones seguimos el marxismo, pudiendo provocar muchas líneas teórico-metodológicas diferentes a partir de una misma base, lo cual sería muy poco claro.




Frente a este mismo punto, existe el problema del contenido de valor al utilizar las teorías marxistas, pues generalmente se le asocia a una participación política que en América Latina aún no ha sido superada (Rolland 2005), debido al desarrollo histórico y la opresión de muchas gente que pensaba diferente a las dictaduras militares en los distintos países. Una mala aclaración de esto al momento de dirigirse a un público no científico puede provocar un rechazo o una aceptación sesgada de esto, porque existe un juicio de valor detrás de las concepciones marxistas.




Por otra parte, una de las principales deudas que tiene la Arqueología Social Latinoamericana es el tema de la metodología, pues suele suceder muchas veces que al leer alguno de sus trabajos, quede la impresión de que la metodología sugerida por ellos es muy similar a utilizada y propuesta por la Nueva Arqueología. De esta forma, nos preguntamos cuál es el verdadero potencial de esta arqueología en la práctica arqueológica, y es viendo este potencial que consideramos que aún le falta por desarrollar un sustento metodológico que pueda dar respuestas a sus preguntas y a su manera de ver el registro. Se puede observar leyendo a Lorenzo y colaboradores (2004) que toman prestadas dentro de su manera de abordar el registro muchas de las técnicas pertenecientes a la nueva arqueología, o por ejemplo, que al leer a Rolland (2005) quede la gran pregunta acerca de ¿Cómo podremos ver todo aquello de lo cual nos habla la Arqueología Social Latinoamericana en el registro?, y este punto no es menor pues, es algo que le da sustento a la teoría. Podemos ver que textos como los de Bate (1998) exponen explicaciones muy bien formuladas teóricamente, y nos muestran el pasado teóricamente bien armado, pero hay muy poco dato que pueda confirmar estas ideas o sólo se van en la teoría y dejan a un lado la evidencia. De esta manera, consideramos que es uno de los puntos más débiles que posee la Arqueología Social Latinoamericana al querer constituirse como una corriente arqueológica.



Otro problema que podemos visualizar de la Arqueología Social Latinoamericana corresponde a la poca claridad en cómo entenderla, es decir ¿la podemos definir como corriente teórica, como una escuela arqueológica o como un lineamiento teórico? Si evaluamos este punto a partir de Gándara (1981) podemos entenderla como una “posición teórica” (es decir como modelo) porque está compuesta por una ontología, que la podemos definir como una “insistencia en la necesidad de elaboración teórica para lograr una mediación entre la realidad y el conocimiento de la realidad” (Rolland 2005:20), alejándose del positivismo y presentando la necesidad una estructuración compleja de las prácticas sociales; porque posee una epistemología, donde se observa la comprensión de la sociedad a partir de reproducción global, entendiendo que el conocimiento arqueológico es comprensible a través del materialismo histórico. Y, porque posee una metodología, en tanto que ven en el registro cultural la posibilidad de estudiar la configuración de las relaciones de los modos de producción. Sin embargo, y como lo decíamos anteriormente, la principal debilidad radica en las técnicas, ya que si bien las teorías y las metodologías están descritas no se establece concretamente cómo llevarlas a la práctica. Por otro lado, hay autores que plantean que no existe una Arqueología Social latinoamericana, ya que la práctica de los arqueólogos sociales no ha creado ninguna escuela de pensamiento (Oyuela-Caicedo et. al 1997). Quizás, no es necesario ser tan drásticos, pues la arqueología Social Latinoamericana ha otorgado importantes implicancias dentro del quehacer arqueológico, y como lo plantea Tantaleán (2004) no podemos negar la reformulación del pensamiento arqueológico, la búsqueda de cambios sociales, la explicitación de conceptos teóricos operativos y la creación de espacios de publicación y de investigación que se lograron con ella, a pesar de que Tantaleán considere que no se constituye como un Programa de Investigación Científica. Resolver este punto es un poco complejo, y por lo cual es necesario evaluar y definir a qué nos referimos cuando hablamos de un Arqueología Social Latinoamericana.




Por otro lado, podemos ver como la Arqueología Social Latinoamericana, a pesar de señalar que el conocimiento en la arqueología debiera ser accesible a todo público, no sigue esta misma idea, pues muchas de sus publicaciones están escritas en lenguajes complicados, que se hacen difíciles de entender si no se tiene al menos un conocimiento básico de los temas que tratan. Consideramos que el tema de llevar el conocimiento arqueológico a toda la sociedad es bastante importante en nuestra disciplina, por lo cual, si bien los trabajos publicados en revistas científicas deben tener cierto leguaje académico, debiera existir otra vía de difusión, donde podamos llegar a gran parte de la sociedad y así abrir nuestras fronteras del conocimiento.




Por último, al leer algunos artículos muchas veces uno queda con la sensación de la utilización de concepciones evolucionistas para ver la complejización social, pues al basar el entendimiento del cambio a partir de la metodología usada por Marx de caracterizar por antónimos (Rolland 2005) las sociedades prehistóricas, se contraponen a nuestras sociedades de manera antagónica, por lo cual se entiende que a través de los instrumentos de producción las sociedades se transformarían de lo simple a lo complejo, estableciendo estadios de desarrollo social, los cuales habría utilizado Childe para definir los orígenes de la civilización. De esta misma manera, se le ha criticado por recurrir a la Historia Cultural para producir las investigaciones arqueológicas, ya que finalmente no se ha producido una acumulación de conocimiento, reduciéndose el desarrollo investigativo sólo a algunos países, a pesar de postular sus teorías en términos marxistas (Oyuela-Caicedo et. al 1997)

miércoles, 19 de diciembre de 2007

....Dialoguemos Teoría....




Hablando de arqueología...

A la edad de 10 años, y luego de haber visto todos los programas que daban en Discovery Channel, acerca de pueblos y civilizaciones pasadas, decidí qué era lo que iba a hacer cuando grande. Al mismo tiempo, dentro del libro de Historia y geografía de quinto básico decía que entre los científicos que ayudaban a reconstruir el pasado se encontraban los arqueólogos, y salía: “dedicados a investigar todos los restos que dan testimonio de la presencia del hombre, estos restos pueden ser utensilios, viviendas, obras de arte, etc.” Ahí, justo en ese momento, supe que lo mío sería ir en busca de restos del pasado. Ahora tengo 21 años, y sí, resulto que estoy estudiando arqueología, voy en tercero, ya pasando a cuarto e incluso ahora constantemente me pregunto qué es la arqueología, qué hace, cual es su aporte y alcance.
El otro día me encontré con la mamá de una amiga de mi infancia que hace mucho no veía, estuvimos hablando bastante rato acerca de cómo ha pasado el tiempo y qué ha sido de nuestras vidas. Entre tanta conversación, surgió la típica pregunta que a esta altura a cualquiera que estudie mi carrera detesta responder;
- Y, ¿qué estas estudiando?
- Arqueología
Silencio por unos segundos y a continuación lo que ya sabía que vendría. ¡Que bonito!, y ¿de qué se trata específicamente?
-
mmm… eh… bueno… en el fondo… eh…. Nosotros vemos…vemos cultura… si! Eso… culturas del pasado, buscamos restos de gente que vivió en el pasado y tratamos de interpretarlos, para ver cómo es que vivió la gente de ese entonces, qué hacía y cómo se relacionaba.
- ah… ¿entonces ustedes buscan piedritas?
-mmm…. Algo así, en realidad no sólo buscamos piedritas, también huesos, cerámica, estructuras habitacionales
- ah… ¡buscan dinosaurios!, que entretenido
-mmm, no precisamente
- ¿entonces?
-
a ver, como le iba diciendo, nos interesan las construcciones del pasado en conjunto con los otros tipos de restos materiales que se han preservado y que se pueden encontrar tanto asociado o no a esas construcciones.
- como buscando a los
Mayas, o los Incas...
- sí, pero no sólo los Mayas o Incas, también hay otros grupos no tan conocidos como ellos, que han habitado desde muy temprano.
- ah… pero… para eso ¿no deberías irte fuera de Chile?
- no necesariamente, en nuestro país también habitó gente desde hace mucho tiempo, que quizás no fueron tan llamativos como los Incas, pero igual desarrollaron una cultura sorprendente.
- que interesante, pero, ¿en que trabajarías?, ¿tienen campo laboral?, ¿no serás una cesante más?
-o sea, igual hay donde trabajar, es cierto que no se gana mucho y que hay que esforzarse para poder conseguir lo que uno quiere. Pero hay fondos para realizar investigación… bueno no son muchos, y siempre se los ganan los mismos, los que ya tienen toda una carrera profesional formada, pero… hoy en día se ha abierto un campo laboral nuevo, el de los estudios de impacto ambiental, donde cada vez se hacen más necesarios los arqueólogos, y donde está abierta la entrada a alumnos y profesionales jóvenes. Por lo que creo que no me moriré de hambre siendo arqueóloga.
Todos somos teóricos! ! !

Al ingresar a la carrera de arqueología muchas veces consideré que nuestra práctica esta más bien basada en un trabajo netamente de campo, idea que se me reforzaba aún más cuando veía el fuerte enfoque teórico que se le entregaba a la formación académica en la “U”, ya que nunca me ha gustado mucho la teoría.... prefiero mil veces estar jugando con tierra y encontrado cosas, que estar sentada pensando en como actuar... desde chica que me gustaba dármela de revolvedora de tierra, o conejo, así era como me decía mi vieja cuando le llenaba de hoyos el patio.
Estando ya en la carrera y conociendo más la arqueología, me pude dar cuenta que no era la única que pensaba que lo importante es encontrar cosas... la Historia Cultural se basada prácticamente en los objetos y no en la teoría... tal como yo pensaba en un principio... donde su fin último era crear tipologías de los artefactos... (En esto, nunca he estado muy de acuerdo)... Después de algunas clases me percaté que me encontraba muy equivocada, que detrás de mi manera de creer como acercarme a conocer el pasado había una teoría, la cual era fundamental para hacer mi discurso coherente.
De esta manera, me percaté que detrás de las ideas principales de la historia cultural o de cualquier corriente en la arqueología existe una idea de cómo conocer el mundo y cómo es éste... o sea... ¡un cuerpo teórico!... éste definirá qué preguntarse, cómo y qué observar, determinará también cómo se entenderá el registro arqueológico, la cultura material y la cultura... así, aunque me cueste reconocerlo... podemos ver que en el fondo la teoría determinará todo lo que se realice en el terreno, por ejemplo, si se excava en área o se intenta causar el menor impacto posible, si las cuadrículas son cuadradas o circulares, etc.... por lo que, aunque no sea de mi completo agrado, se deberá poseer una teoría que guíe de buena manera el trabajo de campo y las interpretaciones que se puedan realizar de éste... Por esta razón es imposible, luego de haber seleccionado todos los datos, hacer calzar una teoría para poder explicar estos datos, pues muchas veces las interpretaciones que se puedan sacar de estos trabajos son poco sólidas o muy forzadas...
Así, todo individuo posee consciente o inconscientemente una idea de cómo es el mundo, una concepción acerca de éste; la cual determina qué se observa y qué no....pero esta manera de ver el mundo va a cambiar de acuerdo a la cultura en la cual estemos insertados, así, podemos ver que grupos de África, de la india y europeos, tendrán una distinta manera de concebir el mundo.
De esta forma, ¡todos somos teóricos!, ya que al momento de realizar cualquier trabajo, por más sencillo que sea, detrás de éste utilizamos teorías, ideas y presunciones.
¿Qué es la teoría?

Podemos decir que la teoría no se inicia con grandes supuestos que a algún genio se le ocurrieron de la nada, sino que, lo más probable y comúnmente es que sucede a partir de pensamientos sencillos en los cuales se cuestionan ciertos aspectos de la vida. En este mismo contexto, y quizás como lo dicen algunos autores, la teoría surge para justificar lo que hacemos en la práctica arqueológica, es aquello que quizás nunca se soldará en nuestra disciplina, ya que siempre está cuestionándose, y tiene relación con un ¿para qué socialmente hacemos arqueología?. Algunos podrán otorgar sus propios argumentos de lo anterior, entre lo cuales podemos nombrar ciertos pensamientos tales como...”porque forma parte de nuestra historia nacional, por lo cual debemos saber su antigüedad”....”para poder decidir correctamente el futuro o entender la historia, debemos remontarnos a los orígenes de ella”..... “para conocer el origen de la humanidad”…., entre muchos otros, es decir, sea lo que sea que creamos necesario entender del pasado más lejano. Sin embargo, cada una de estas proposiciones o pensamientos no bastan: por sí solos no crean teoría ¿Por qué? Porque aquellas proposiciones requieren ser debatidas antes de ser aceptadas o rechazadas por la comunidad arqueológica, proceso que quizás implique años y años de acuerdo, esto porque tales propuestas no son evidentes por si solas, corresponden a una base de la cual se podría generar una teoría. Estas evaluaciones implican que sean objetivas y meticulosamente llevadas a cabo, debido a que no podemos basarnos en lo que se denomina como “sentido común” para desvalorizar una propuesta, lo que se necesita es una comprobación de aquello que se dice. Generalmente, este “sentido común” supone desarrollos culturales básicos, de acuerdo a lo que podrían haber hecho o no las sociedades en relación a sus capacidades sociales.




Sin embargo, antes de continuar debemos tomar en consideración un factor principal que determina el establecimiento del “sentido común”, y esto se relaciona con que los arqueólogos no somos individuos enajenados de la sociedad, como personas externas que pueden estudiar sociedades porque poseemos un cierto “don” que nos da la facultad de establecer sus culturas y sus formas de vida, sino muy por el contrario, pertenecemos y estamos insertos a una realidad social particular, donde nuestras formas de vida están determinadas cultural, política, económica e ideológicamente por la realidad social a la que pertenezcamos, según los diversos niveles sociales, tanto de país, región, ciudad, comuna y barrio.




Es por esto, que podemos ver que la práctica arqueológica en conjunto con sus construcciones teóricas y los avances tecnológicos, cambia a través del tiempo. A partir de la necesidad por evadir el “sentido común” y nuestro sesgo determinado por la realidad, es que las teorías deben ser puestas a prueba, fragmentándolas y asociándolas a las sociedades que estudiamos. Pero frente a esto existe un problema, ¿cómo podremos saber que no caemos en un sentido común? ¿cómo podemos saber que nuestros supuestos están correctos si la arqueología y las formas de verla varían en el tiempo? Quizás, y hasta el momento, dentro de la historia de la investigación, no se han encontrado teorías absolutas y objetivas que satisfagan todas las necesidades disciplinarias para el entendimiento del pasado, a partir de lo cual, se han propuesto ciertos criterios para considerar unas teorías más certeras que otras. Primero se ha llegado al consenso de que estas teorías deben generar un conocimiento objetivable que se pueda contrastar; además se ha propuesto un modelo de fibras, el que supone que mientras existan más fibras que unan los datos con la teoría, más resistente será dicha elaboración teórica. Y por otra parte, resulta muy necesario que los investigadores y autores asuman y expliciten las teorías a partir de las cuales están construyendo la interpretación de los datos.


De acuerdo a lo anterior es que existirán diversos niveles relacionados con el discurso teórico, los cuales podemos describir someramente como: Teorías de primer nivel, la que corresponden a teorías generales a través de las cuales se interpreta el registro, como lo puede ser el marxismo; Teorías de segundo nivel, son de menor alcance, por lo cual siguen patrones conductuales de los distintos grupos sociales, dando un salto de lo estático a lo dinámico; y por último, las Teorías de tercer nivel, las cuales realizan generalizaciones particulares de determinadas áreas geográficas, por lo cual son de menor escala.


En resumen, podemos entender la teoría como un conjunto de supuestos teóricos que nos permitirán realizar una interpretación del registro arqueológico y la construcción del dato para comprender las sociedades pasadas, las cuales están determinadas por la realidad social y el devenir histórico propio del arqueólogo, en tanto ser social que posee una determinada realidad, por lo cual dichas teorías, para ser un poco más certeras que falsas, deben ser debatidas y puestas a prueba, donde serán más válidas aquellas que cumplan con el llamado modelo de fibras. Así mismo esto generará diversos niveles teoréticos, o bien, tipos de teorías de acuerdo a su alcance.


Si entendemos todo lo anterior como el proceso que implica la construcción teórica, entonces podemos decir que la manera de ver el registro y cómo éste sea interpretado, dependerá de la teoría de primer nivel que utilicemos. Esto quiere decir, que la teoría estará estrechamente ligada a la metodología, pues la manera de ver el registro, en cierta manera, determina nuestra forma de acceder a él, y al mismo tiempo, los instrumentos que se utilicen para esto.

Según las principales teorías desarrolladas en la historia de la arqueología, podemos ver que a partir de la siguiente pieza cerámica de la cultura Nazca obtenemos maneras muy distintas de observar e interpretar el material cultural, de acuerdo a los supuestos teóricos que están detrás:

Un arqueólogo difusionista, verá en tal cerámica una tecnología que fue traspasada por el contacto con otros grupos más desarrollados, sin concebir
el desarrollo propio de la sociedad. Un arqueólogo histórico cultural verá en ella, el cambio de la cultura material, por ende esta cerámica más formatizada será de culturas más complejas. Un arqueólogo procesual verá que dicho artefacto corresponde a una adaptación cultural del medio ambiente, un arqueólogo social latinoamericano verá en el artefacto un modo de producción y un arqueólogo postprocesual verá el simbolismo del material.

Este ejemplo nos sirve para observar uno de los problemas que surge en la teoría que versa acerca si ¿la teoría determina la mirada de los datos, o los datos determinan la teoría? Esto lo podemos responder a partir de que ha sucedido muchas veces que los distintos autores intentan forzar los datos a las teorías o modelos que ellos adoptan como forma de ver la realidad, dejando de lado otros indicadores que nos otorga el registro cultural, produciendo un sesgo en la interpretación de éste, pues se determina una interpretación a partir de lo que se espera ver en el registro. Es por esto, que la teoría debe ir en constante diálogo con el material cultural y la formulación del dato a partir de éste, por medio de la constante contrastación de lo que esperamos ver, siguiendo ciertos supuestos teóricos y lo que en realidad el registro cultural nos dice. Esto está en estrecha relación con la utilización de metodologías objetivas que nos permitan ver el proceso de fabricación de un artefacto, para luego, establecer interpretaciones teóricas para construir el dato; tomando en cuenta que las metodologías que se plantean están elaboradas bajo supuestos teóricos.



Es por esto, que necesitamos evaluar de manera crítica cómo construimos los datos, contraponiéndolos constantemente con lo que esperamos de éstos en la teoría y qué es lo que realmente nos están diciendo. Esto nos puede provocar la falsación de teorías o supuestos anteriormente concebidos, muchas veces destruyendo todo lo que esperábamos encontrar a partir del material cultural, por lo cual, como arqueólogos debemos saber que las teorías son flexibles y debemos estar conscientes de esto para asumir que a veces las teorías planteadas no son correctas para entender el registro, llevando muchas veces a la trasformación de los supuestos teóricos anteriormente planteados. Y quizás, este es uno de los principales factores que influyen para que muchos investigadores “fuercen” los datos a las teorías, por lo cual, debemos saber también que no es negativo que una teoría sea falseada, pues nos puede llevar a interpretaciones novedosas y un mayor conocimiento de las sociedades pasadas.


Por todo lo anterior, y respondiendo a la pregunta planteada más arriba, los datos no deben estar por sobre las teorías, pues deben ser interpretados a través de una, ni tampoco, las teorías deben estar por sobre los datos, debido a que pueden determinar asociaciones que no son correctas con los que nos dicen los datos. Es decir, tanto las teorías como los datos deben ser constantemente contrastadas en un diálogo permanente entre ellas, donde el arqueólogo tiene como deber realizar esta acción.
La teoría arqueológica afecta a la prehistoria ! ! !

Hablar acerca de los Diguitas o de cualquier otro pueblo prehispánico, o tan solo conocer algo acerca de nuestra prehistoria, implica la participación de la arqueología, pero esta relación no se da de manera directa, pues como mediadora entre las dos, actúa la Teoría, la cual proporciona los elementos para poder construir la prehistoria. Además, es por medio de los restos materiales y sus asociaciones espaciales que se puede conocer algo más acerca del pasado.

Por medio de la construcción del pasado se puede conocer la prehistoria, y esta tarea es realizada por los arqueólogos. Esta reconstrucción se hace en base a los materiales remanentes, y es por medio de estos que podemos conocer la prehistoria... pero, ¿realmente estamos alcanzando el pasado tal como era?... esta es una pregunta que creo siempre ha estado en la arqueología, pues hay quienes creen que la realidad es objetiva, separada de nosotros, que se puede conocer independientemente de cómo veamos el mundo. Por lo cual, la labor del arqueólogo es poder alcanzar dicha realidad, pero hay otros que señalan que la realidad no es objetiva sino que se construye, la realidad existiría fuera de nosotros, dependería del momento histórico y de la cultura. Esta segunda tendencia, de manera extrema, llevaría al caos en nuestra disciplina!... pues si toda realidad es construida, ¿hasta que punto lo que digamos del pasado es realmente parte del pasado y no una reproducción del presente o una representación del mundo en el cual está inserto el arqueólogo?.... si realmente consideramos que es imposible poder conocer la realidad porque ésta no es independiente del sujeto... ¡la arqueología no debiera existir!... ¿qué hacemos estudiando arqueología?... en el momento que se hace arqueología se asume que podemos tratar de alcanzar la mayor objetividad posible, porque si no, estaríamos construyendo subjetividades donde cada interpretación que se haga de la prehistoria sería igualmente válida, desde las que puede realizar J. J. Benítez hasta lo que pueda decir un arqueólogo como Binford; y si esto fuese así, mejor no hagamos arqueología y hagamos otra cosa. Si bien, ya queda claro que el extremado constructivismo no es constructivo para la arqueología, con eso no se está afirmando que el materialismo corresponda a una opción válida, pues sería iluso pensar que factores del mundo actual no influyen en tratar de alcanzar el pasado, pues somos ¡agentes sociales! que estamos insertos en una sociedad particular que entrega cierta manera de ver el mundo. Con esto, se quiere decir, que por más que intentemos despojarnos de nuestro contexto actual al momento de interpretar la prehistoria, estaremos utilizando aquellas concepciones de mundo que nos entrega nuestra realidad, pues corresponden a cómo aprendimos a desenvolvernos en él, y por ende, no conocemos otra forma de hacerlo, entonces ¡no podemos abstraernos de nuestras maneras de aprehender la realidad al momento de interpretar cualquier material cultural!.

Por otra parte es necesario reconocer....y pero no por ello aceptar... que la práctica arqueológica se ha constituido en muchos países como un arma política, e incluso de dominación económica, ya que en nuestra sociedad modera muchas veces se considera el conocimiento como un medio para generar poder y dominación sobre otros; incluso el conocimiento generado por la práctica arqueológica nos otorga la facultad de cambiar el curso de la historia de ciertas sociedades. De acuerdo a esto, constantemente debemos reflexionar acerca de la función social que poseen los arqueólogos al momento de construir el conocimiento prehistórico, donde la teoría que utilicemos incide de cierta manera en cómo apliquemos socialmente el nuevo conocimiento, o sea, el contexto de aplicación propio de una ciencia. Por todo lo anterior, es que debemos entender que, querámoslo o no, siempre va a existir algo de subjetividad dentro de nuestras interpretaciones, entendiendo dicha subjetividad como inherente al investigador, ya que éste se encuentra inserto en una realidad y contexto social diferente a la del objeto, y es por esta razón, que como arqueólogos tenemos el deber de alcanzar la mayor objetividad posible al momento de construir la prehistoria.

Dentro de estas reconstrucciones prehistóricas, la teoría arqueológica va a estar determinando las preguntas que nos vamos a formular acerca del pasado, y las interpretaciones que constantemente se están haciendo en la práctica arqueológica. Y, al mismo tiempo estas teorías y preguntas son esenciales para determinar qué y cómo se va a observar el material cultural. Así, durante toda la historia de la Arqueología, han existido distintas posturas teóricas que determinan cómo observar y entender el registro, construyendo la prehistoria de diferentes maneras. Por ejemplo, en un primer momento, los evolucionistas veían la prehistoria como una evolución social, desde un estadio de barbarie hasta la civilización, donde la tecnología y los conocimientos poseídos determinaban a qué estadio se pertenecía. De esta manera, la construcción de la prehistoria era una gran división de estadios clasificatorios de evolución, de lo menos evolucionado a lo más evolucionado. Luego, con la Historia Cultural, la prehistoria se construía en base a tipologías y seriaciones, donde se hacían largas secuencias culturales, la intención era tratar de construir un panorama general de toda la prehistoria. Por último, con la nueva arqueología hubo un cambio en la manera de construir la prehistoria, ya que se tomaban en cuenta otros aspectos de la sociedad y otros materiales, ampliando los aspectos sociales del pasado. Así, se puede decir, que la teoría y la práctica arqueología van a depender del contexto científico y social en el cual nos encontremos; y dado que la teoría arqueológica es la mediadora entre la arqueología y la prehistoria por medio de las preguntas (las cuales también cambian a través del tiempo), nos atrevemos a decir, que también cambia la forma de producción de la prehistoria.
La característica que tome la arqueología va a depender del contexto de descubrimiento en el cual se generaron las ideas. Después de la caída del positivismo, se evidencia que tanto, tú contexto social, tú historia y hasta tú religión y/o adscripción política, influyen en la realidad y en la manera de construir el pasado. De esta forma, como fue mencionado unas líneas antes, la prehistoria se ve marcada por fuertes influencias políticas o contextos sociales que construyen el pasado de determinada manera.